Todos deseamos hacer de nuestro hogar el lugar más cómodo posible. Y no cabe duda de que gran parte de ese confort lo conseguimos con un buen sistema de calefacción. Así que, al realizar una obra nueva o una reforma importante, la elección del mejor sistema no es tarea fácil.
Por una parte, se encuentra el sistema de radiadores tradicional y por otro lado tenemos nuevos sistemas de calefacción como el suelo radiante ¿Cuál elegir? Te damos unas pautas por si te encuentras entre estas dos opciones.
Según el espacio: características y uso de la estancia
Si es nuestra vivienda habitual, donde pasamos la mayor parte del año y queremos disfrutar de un mayor confort, el suelo radiante será una mejor opción. Ya que, este sistema, no calienta el ambiente directamente, sino que calienta el suelo en el que esta incrustado y este va cediendo el calor al ambiente muy lentamente, de forma más estable y homogénea. Es una buena opción para ambientes amplios intercomunicados, espacios de doble altura y de uso continuado.
Los radiadores son más recomendables para estancias más pequeñas, con techos no muy altos y de uso puntual. Estos calientan principalmente por convección del aire, lo que hace que el calor suba y se deposite en el techo, el calor no es homogéneo en toda la habitación sino puntual. Producen polvo, resecan el ambiente y limitan la distribución del mobiliario.
Inversión económica
En el caso del suelo radiante, la inversión económica en su instalación, es un poco más alta con respecto a los radiadores convencionales, ya que, un sistema de suelo radiante es más complejo en su instalación. Aunque hay que matizar en este caso que, con un uso adecuado de este sistema, y gracias al ahorro económico que se consigue consumiendo menos energía, la inversión inicial puede amortizarse en unos dos años.
Ahorro y eficiencia energética
El calentamiento es más eficiente cuando se usa zona por zona. Algo que utiliza la calefacción por suelo radiante, ya que se divide habitación por habitación, con un termostato que controla cada zona específica. Por lo tanto, la calefacción solo se suministra a la habitación cuando es necesario, lo que reduce la cantidad de energía necesaria. Además, es una forma de mejorar el aislamiento térmico al estar adherido a la estructura de tu casa consiguiendo un ahorro de consumo hasta un 30%.
Sin embargo, los sistemas de radiadores convencionales tienden a calentarse en toda la casa a la vez, según un termostato central. En el caso de la calefacción por radiadores el agua circula a una temperatura en torno a 80°C, mientras que con el suelo radiante es suficiente con unos 35°C. Esto puede causar sobrecalentamiento y subcalentamiento dependiendo de la ubicación del termostato y es menos eficiente que calentar zonas individuales.
Opción de enfriar
Porque sí, el suelo radiante también puede ser refrigerante. El funcionamiento de suelo radiante refrescante, es básicamente igual que cuando se utiliza en el modo calefacción, pero, en donde se hace circular agua fría. De esta forma, el suelo de las estancias se enfría logrando una temperatura inferior a la temperatura ambiente de manera uniforme, sin corrientes de aire ni máquinas de alto consumo, pudiendo así mantener la humedad de la zona y un ambiente agradable.
Además, si combinas el suelo radiante con otros sistemas de calefacción renovables como la aerotermia se puede llegar a ahorrar hasta el 60% o 70% de la energía.
Apariencia
El sistema de calefacción de suelo radiante se caracteriza porque ninguno de sus elementos queda a la vista, puesto que estos se instalan bajo el pavimento. Por tanto, este tipo de calefacción no ocupa espacio. Los radiadores, sin embargo, sí ocupan espacio, limitando la superficie en la que colocar el mobiliario.
Si quieres apostar por un sistema de calefacción respetuoso, en Saneamientos Escalona os aconsejaremos sobre todas las opciones para disfrutar de una climatización sostenible. Ponte en contacto con nosotros hoy mismo para obtener un presupuesto gratuito o un asesoramiento individualizado.